Uno de los cientos refranes inútiles que hay en nuestra lengua dice que a la tercera va la vencida. Esa frase, junto a una cantidad abismal de psicotrópicos, es la explicación de por qué Gallardón quiere que Madrid sea la anfitriona de los JJOO cuando el país está sumido en la mayor crisis financiera y social de los últimos 30 años.

Sin duda es un acontecimiento que tendrá el apoyo de muchos españoles y, por ende, sus votos. Celebrar un evento deportivo de esas dimensiones es un orgullo, pero lo que no consideran es la cantidad de dinero que tendrá que desembolsar una España arruinada (porque, tristemente, todos pagaremos esto) para que la realización del evento sea posible.

Muchos de vosotros pensaréis: "¡Aportará una cantidad ingente de ingresos!" pero para nada estoy de acuerdo con esa afirmación. Se ha visto con la visita del Papa a Santiago de Compostela, que resultó ser un fracaso a pesar de que garantizaban que traería beneficios, al igual que con la boda de los príncipes, que no sabemos oficialmente lo que costó.
Si queremos más razones solamente tenemos que mirar que los JJOO del 2004 fueron celebrados en Atenas. Hoy en día Grecia está en bancarrota.

El señor Gallardón, por si fuera poco, siempre se niega a dar cifras. En su día no quiso decir cuánto han costado las dos campañas anteriores. Tampoco responde por qué continúa vaciando las arcas en chorradas en vez de terminar todas las obras que llevan empezadas desde hace años.

Lo único que se me ocurre es que tiene bastantes amigos en el mundo de la construcción y se podrá llevar un trozo de pastel cuando las obras se asignen a esas empresas.

Veremos si hay un nuevo gallardonazo o no.

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